15 de septiembre de 2007

dieciochodeseptiembre

Hoy recordé porque me gusta el 18.
Porque la gente no tiene miedo de bailar en público un baile tan estructurado como la cueca de la forma que mejor le parezca. Espero que esta pérdida del sentido del ridículo no sea efecto del consumo de alcohol.
También porque las personas están más felices, más amables.
Todo el mundo se dice "feliz dieciocho", como si se tratara de la navidad.
O "que lo pases bien y que descanses", como si 4 días sin oficina fueran suficientes para recuperar el sueño perdido. Pero esa buena intención se siente muy bien al recibirla.
Los colegas o los amigos se juntan en torno a una parrilla con choripanes quemados o escuálidos anticuchos, pero todo el mundo sonríe. Sonríe, dice salud, con una cerveza o un vaso de mote con huesillos. Y el sol siempre acompaña.
Se olvida quién es jefe, quién el compañero, la amiga, la secretaria, el desconocido. Todos están en lo mismo, en el asado del 18.
O hay quienes están pensando en la familia que vive fuera de Santiago que verán después de un año o en juntar la plata pal asado en la playa.

Pero valga la aclaración que mi afán de reivindicar esta fecha no tiene nada que ver con el aspecto nacional de la festividad. Sino por el estado mental de las personas, de relajo, de alegría, y (destaco) de amabilidad, que hace tan bien para seguir hasta fin de año.

Feliz 18 para todos!

1 comentario:

°°Janekeo°° dijo...

brrrr
a engordar 5 kls más se ha dicho jajajaja


te quiero amiguis